lunes, 31 de mayo de 2010

PORTUGAL

1. Sexualidad juvenil y cambio social:
el caso de Portugal
La sociedad portuguesa ha vivido, un importante proceso de cambios sociales.
La sociedad portuguesa atraviesa por importantes discontinuidades intergeneracionales cuando se discuten las representaciones sobre la sexualidad y la vida amorosa. La generación de la Guerra Mundial transmite esta mentalidad prohibitoria.
Los patrones tradicionales de la moral sexual entran en abierto conflicto con la sexualidad más hedonista que los jóvenes viven.
La mayor libertad sexual vivida por parte de los jóvenes aparece asociada con algunas conductas de riesgo.


2.El Divorcio.
El Parlamento portugués ha aprobado una ley que permite divorciarse sin consentimiento mutuo, aplicable, entre muchos casos, a las situaciones en que exista violencia doméstica.
La nueva ley, que establece que el divorcio es viable sin acuerdo de las partes si existe una separación de hecho por más de un año, ha recibido el apoyo de los partidos de izquierda, además del Partido Socialista, en el poder.

4. Homosexualidad en Portugal.
La homosexualidad en Portugal ha sido sobre todo dominada a lo largo de la historia por la ideología cristiana de la Iglesia Católica Apostólica Romana, que caracteriza la sexualidad como un acto exclusivamente destinado la procreación. La visión moralista de la sexualidad se mantuvo hasta finales del siglo XX, implicando que la gran mayoría de los homosexuales prefiriera esconderse a los ojos de la sociedad.
Actualmente la sociedad portuguesa ha venido a reducir progresivamente la discriminación por orientación sexual. La homosexualidad, cada vez más, está comenzando a ser considerada como una variante más de la sexualidad humana. Se permiten el matrimonio pero no la adopción.
El código civil de Portugal actualmente no contempla el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero las uniones civiles son legales desde 2001.
El matrimonio entre personas de mismo sexo fue un tema de debate durante las elecciones legislativas de 2005.
4. El aborto
El primer ministro de Portugal, el socialista José Sócrates, ratificó hoy su propósito de sacar adelante por vía legislativa la legalización del aborto, luego de la victoria del "sí" en el plebiscito celebrado la víspera.
La baja participación, del 43,6 por ciento, impidió que el resultado del referéndum fuera vinculante, por lo que ahora la unicameral asamblea de la república deberá votarlo. Sócrates no dio indicación de cuando convocará la sesión.
Los socialistas, gobernantes desde 2005, tienen una mayoría de 121 en los 230 escaños de la cámara de diputados, y cuentan en este caso con el respaldo del resto de la izquierda y de algunos legisladores del partido socialdemócrata (de derechas a pesar del nombre).
El partido popular es la única fuerza política portuguesa abiertamente en contra de la consulta y de su resultado. Su líder, José Ribeiro e Castro, acusó a Sócrates de ser responsable de este paso que ha dividido a la sociedad.
De los participantes en la consulta del domingo, el 59,3 por ciento se manifestó por levantar la prohibición a la interrupción del embarazo en las primeras 10 semanas.
La ley de 1984 sólo permitía el aborto en los casos de violación, peligro para la vida de la mujer o malformación del feto.
Sin embargo, en la práctica no impedía que unas 30 mil portuguesas, en dependencia con su nivel de ingresos, recurrieran a esa práctica de forma clandestina o en la vecina España.
Nos interesa luchar contra la interrupción clandestina del embarazo y legislaremos respetando el resultado del referéndum, dijo el primer ministro.
Una consulta anterior fracasó por apenas un punto porcentual en 1998, cuando la abstención alcanzó el 68 por ciento.
En la aprobación ahora de la legalización del aborto parece haber incidido un mayor caudal de votos (600 mil) del sector más joven de la población, según encuestas.
Las semanas previas al plebiscito polarizaron a la sociedad portuguesa, pero el tema no logró apasionar a la población, que se declara católica en 90 por ciento.
Esta condición fue aprovechada tanto por la conferencia episcopal como por circulos católicos que llegaron hasta anatematizar a quienes pensaban con votar por legalizar del aborto.
Cuando se derogue la legislación de 1984, Portugal se unirá a la mayoría de los países europeos que permiten la interrupción voluntaria del embarazo, que seguirá prohibida en Irlanda, Malta y Polonia.

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